La vela del candil alumbraba la estancia, una luz tenue… La clase de luz que invitaba a muchas cosas, entre todas a ver cenizas y descansar. Ella se encontraba pasando las páginas de aquel álbum rememorando desde una perspectiva diferente, la perspectiva del ahora porque ella ya vivía en el presente. Su presente, tiempo en el que nadie más tenía cabida.
Justo en ese momento le suena el teléfono… Un mensaje del pasado, un mensaje de esclavitud que no entendía que ya no compartían nada, un mensaje que le daba tanto asco como pereza, un mensaje de alguien incapaz de asumir la realidad para variar.
Es en ese momento cuando Marshal con una sonrisa cruel se manifiesta:- ¿No te parece maravilloso lo patético que puede ser alguien cuando no quiere asumir sus actos? ¿Cuando no entiende que fin es fin?-
Ella le mira de arriba abajo mientras hace un mohín con su rostro:– Innecesario la verdad, me parece absolutamente innecesario y una gran falta de respeto. Porque deja bien claro que nunca me ha respetado y que es incapaz de asumir que me he ido porque me elijo a mi antes que a nadie. Imagino que el ego de alguien que no es capaz de asumir las riendas de su vida, solo le permite seguir llorando por las esquinas entonando la melodía del lamento y la pena, creyendo que así encontrará algo… Y lo único que encuentra es la nada.-
Por primera vez en mucho tiempo, Marshal se incorpora de su asiento con cierto brillo de emoción en sus ojos.- Vaya… ¿donde quedó tu plan de mejora?.-
– Sigue en pie, por eso ya no tengo cadenas que me retengan. Por eso, no tengo que soportar los sueños de otros como si fuese mi realidad, por eso no espero limosnas. – Sentencia ella con mirada penetrante.
-Pero aquí estás hablando del tema…- Responde él con cierta esperanza en la mirada.
-No por mucho tiempo, se han acabado las salidas amistosas y solo queda extirpar el cáncer.- Se levanta y echa el álbum de fotos a la hoguera mientras no puede evitar sonrreir al verlo arder. Se siente alegre al comprobar que no queda nada del pasado que la retenga, se gira a Marshal con unos ojos voraces de vida.- Descansa en paz porque yo ya he renacido.- Realiza una reverencia y sale del lugar, libre, feliz y solitaria como la loba que era.
Mientras Marshal la ve irse por el cristal, mientras poco a poco desaparece consciente de que ella ha cambiado, ha crecido, no tiene miedo y sobretodo tiene claro lo que no quiere en su vida: frenos, personas con actitud de perro lastimero que se alimentan de su luz, no quiere sobras… Se quiere a ella y a nadie más. Así es como con una sonrisa, Marshal parte en paz de saber que jamás volverá a perder el tiempo con quién no se la merece.
Nota de la autora: He aquí la última entrada de este proyecto, Confesiones a Marshal tiene su fin pues el objetivo por el que nació ya se ha cumplido. Encontrarme a mi misma y ahora toca seguir mi camino sin que nadie pretenda seguirme desde las sombras, ahora toca ser libre y vivir de verdad. No dudéis en vivir porque el tiempo vuela y nadie merece perderlo en el pasado sino en el presente.